Su organización social varía, existiendo individuos solitarios, emparejados o formando pequeños grupos familiares. Su época de celo es en invierno, con partos en primavera. La descendencia varía entre una y siete crías, que se dispersarán del núcleo familiar al finalizar el verano. Los zorros son precoces y pueden reproducirse a partir del primer año de edad. Aunque pueden verse a la plena luz del día, su actividad es principalmente nocturna o crepuscular. Más que ser un carnívoro especialista, es un omnívoro oportunista, capaz de aprovechar todo tipo de recursos. El zorro siempre encontrará algo con lo que alimentarse. Esta adaptabilidad, junto con su alta capacidad reproductiva y la ausencia de enemigos naturales (lobo o lince), explica su abundancia. Su dieta incluye alimentos variados, desde frutas y vegetales hasta insectos y carroña, pasando por carne de aves, pequeños mamíferos, crustáceos y peces.
https://www.youtube.com/watch?v=Zba8b8zFc4M
El zorro está distribuido por toda la península ibérica, faltando
en las islas. En la Comunidad Valenciana está presente en todo el territorio,
siendo el carnívoro silvestre más común y extendido. En Aspe, hemos conseguido
citas de zorro en todos los lugares, sin excepción, donde hemos dejado un
dispositivo de fototrampeo: Uchel, Tolomó, Upanel, Algezares, Sierra de la Ofra,
Horna y Quincoces. También puede merodear y ser avistado en zonas agrícolas e
incluso moverse en entornos urbanos en busca de basura y desperdicios. Lo hemos
visto en las inmediaciones de la urbanización de Santa Elena y en las cercanías
de la de San Isidro.
Desde tiempos pasados, la caza del zorro ha sido implacable
por ser considerado una amenaza para especies cinegéticas y animales domésticos
o de corral. Incluso las autoridades promovían e incentivaban su exterminio,
como sucedía en nuestro pueblo, cuando el ayuntamiento pagaba una suma en metálico a los cazadores por cada zorro abatido. Hoy en día, sigue
siendo intensamente perseguido para controlar su alta densidad, especialmente
en cotos de caza. Para hacernos una idea, en la Comunidad Valenciana, según
estadísticas cinegéticas, se mataron más de 14.000 zorros en la temporada
2010-2011.
En nuestro término municipal, la especie está muy amenazada
por la sarna, una enfermedad cutánea provocada por un ácaro que puede
transmitirse a animales domésticos e incluso al hombre. Sabemos que muchas
veces la sarna actúa como regulador natural de la sobrepoblación de estos cánidos.
Los ejemplares infectados sufren de picazón intensa, pérdida de pelo,
infecciones secundarias y, en casos graves, pueden morir debilitados por la
enfermedad. Hemos observado varios individuos
afectados, algunos altamente deteriorados, sin pelo, extremadamente débiles y
Flacos, más parecidos a pequeños y desnutridos podencos que a un raposo sano.
Los zorros también pueden transmitir otras enfermedades como el moquillo o la
rabia.
Entre los comportamientos registrados por nuestras cámaras de fototrampeo destaca la estrategia del raposo de excavar despensas donde entierra y acumula
restos de alimento para consumirlos posteriormente. Con una capacidad gástrica
de 300-400 gramos, muchas de sus presas no pueden ser devoradas de una sola
vez. Al guardar el sobrante, el animal se asegura reservas de comida para
épocas de penuria. La longevidad del zorro es de 10-14 años, aunque en la
naturaleza, su esperanza de vida suele ser mucho más corta.
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