En Aspe, en lo referente a la fauna reptiliana, nos
encontramos con una relativa riqueza pues contamos con algo más de un tercio
del total de las especies ibéricas.
En una de nuestras periódicas visitas de revisión al lugar
donde está colocada la cámara tuvimos un encuentro con un ejemplar juvenil de
culebra de escalera que reptaba hacia su hura, situada en el margen izquierdo del sendero
del Tarafa. Es una especie de ofidio completamente inofensiva para el ser
humano y muy beneficiosa por el control que ejerce sobre las poblaciones de
ratones, ratas y topillos. En nuestro pueblo, al parecer, ha recibido también
la mítica denominación de “sacre”[1].
El nombre de escalera proviene de su patrón de coloración
distintivo que incluye dos líneas oscuras longitudinales a lo largo de su
espalda, que se conectan con otras líneas transversales, formando un diseño que
recuerda a este objeto. Puede alcanzar una longitud de hasta 1.6 metros, aunque
la mayoría de los individuos son más pequeños. Su coloración varía del gris al
marrón claro, lo que le permite camuflarse eficazmente en su entorno natural.
La culebra de escalera es ovípara, poniendo entre 4 y 20 huevos que son
incubados durante aproximadamente dos meses antes de que las crías nazcan.
[1] AA. VV., Aspe. Medio Físico y Aspectos Humanos. Ayuntamiento de Aspe, 1998.
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