El Tarafa, afluente principal del Vinalopó, desempeña un papel importante en la red de corredores naturales que se extiende por la provincia de Alicante. Aunque es un río muy modesto en términos de tamaño y caudal, su importancia ecológica no debe subestimarse. El río y su vegetación de ribera proporcionan una vía de desplazamiento segura para numerosas especies, desde pequeños mamíferos y reptiles hasta aves migratorias y carnívoros. En este sentido, el Tarafa actúa como un ramal, un brazo de acceso a la más amplia cuenca del Vinalopó, permitiendo que la fauna se mueva a lo largo de una ruta que conecta las montañas interiores y la meseta con las zonas costeras y viceversa.
El Vinalopó, por su parte, es un corredor mayor y más
significativo en la provincia de Alicante. Aunque su estado de conservación
varía a lo largo de su curso, desde áreas más naturales y bien conservadas
hasta tramos más afectados por la actividad humana, el Vinalopó sigue siendo un
Canal esencial para el movimiento de la fauna. Los mamíferos como la nutria son
ejemplos claros de cómo estos pasillos permiten a las especies moverse entre
distintos hábitats, buscando alimento, pareja o nuevos territorios.
Desplazamientos y Colonización de Nuevos Territorios:
La capacidad de las especies para desplazarse a través de
estas travesías es fundamental para la dispersión de los individuos jóvenes y
la colonización de nuevos territorios. Los ríos, con sus márgenes generalmente
repletos de vegetación, ofrecen cobertura y un ambiente relativamente
protegido, lo que facilita el movimiento de los animales a lo largo de grandes
distancias. Además, la presencia de agua asegura que estos desplazamientos se
puedan realizar sin la presión de buscar fuentes hídricas, lo que es
especialmente importante en regiones semiáridas como la provincia de Alicante.
Este movimiento continuo tiene varias implicaciones. Por un lado, permite a la fauna recolonizar áreas de las que había desaparecido, recuperando así su distribución original. Por otro, facilita la expansión de animales que, aprovechando las condiciones favorables, pueden extender su rango de distribución. Un ejemplo de esto es la llegada potencial de nuevas especies, como el meloncillo, al Vinalopó y al Tarafa desde otras zonas de la Península Ibérica.
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